20 de octubre de 2016

ERAS, EN PASADO

Eras el mago que no necesitaba trucos para sacarme la sonrisa. Eras la calma que seguía a la tormenta. Y vendaval que arrasaba con todo. Eras el verbo con el que yo conjugaba mi futuro perfecto. Eras la noche más bonita del mundo.
Éramos planeta.
La ecuación perfecta en la que no había más incógnitas que desnudarte, para apreciar así la belleza de tu alma ronca y rota de tanta bala. Éramos fuertes, como quien sabe que cuenta con el abrigo de unas manos que no se dan por vencidas.
Éramos tiempo.
La sinfonía de momentos repletos de luz. La libertad del nómada que ha dejado de ir corriendo para empezar a caminar, porque ya no necesita llegar a ninguna parte. La valentía de quien se deja la piel aun a riesgo de perder.
Éramos fuego.
La llama de quien tiene en el corazón tanto hielo, que termina abrasando. La elegancia de aquellos que se destrozan la boca en cualquier calle y acaban fundiendo los plomos de toda una ciudad. De tanto quererse.
Éramos tanto que desperté del sueño.
Y ya no estabas.
Y entonces empecé a ser yo la incógnita que no encuentra lugar ni corazón en el que despejarse. Empecé a ser la llama de un recuerdo que no se dejaba apagar. La nómada que no dejaba de huir porque no sabía a dónde ir sin ti.
Con el paso de los días llegó la oscuridad
Y no nos volvimos a querer.
Fuimos las ganas de los que pueden y no quieren
Y aun a riesgo de perder
Arriesgué como el ludópata que apuesta su última moneda.
Y al final salió caro el olvidó
Fui yo, quien terminó perdiendo

Por los dos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario